miércoles, 19 de octubre de 2011

Yo, Luna

Lo había olvidado, pero desde niña siempre tuve una fascinación por el cielo y las estrellas. Solía pasar noches tirada en el techo de mi casa intentando ver en el gris cielo de mi ciudad, alguna constelación.
Lo único que podía distinguir era la hermosa Luna, siempre cambiante durante los 28 días que dura su ciclo. Siempre tuve una conexión personal con ella, ya que podía mirarla y mirarla todo el tiempo que quisiera. Ella era mi confidente y su luz me iluminaba mientras le contaba mis cosas.
También me gustaba ver la Cruz del Sur y muchas otras estrellas más, y siempre quise aprender más de ellas.
Desde niña, sentía la misma curiosidad que sintieron muchas personas de culturas milenarias, las cuales bajo el mismo cielo se hacían las mismas preguntas y querían obtener todas las respuestas.
Ahora, mi interés por los astros ha renacido y siento mucha necesidad de aprender y conocer más sobre un tema que ha sido interés de los humanos por millones de años, y aún asi no se ha podido comprender del todo.
El cielo es infinito así como el conocimiento, y el tener este interés re-descubierto en mí, me hace mirar hacia lo alto e intentar aprender lo más que pueda de él.
Este viaje hacia lo infinito es increíble, la sensación que me acompaña es genial y espero poder aprender cada día un poquito más.

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