viernes, 2 de julio de 2010

El último lugar del mundo

Viajar hacia el sur del mundo es muy inspirador y poético, sentir que uno va llegando a las partes más australes de este planeta, puede despertar aun más nuestra curiosidad. Vivirlo, es en realidad mucho más que eso.
Conforme vamos acercándonos al sur, van cambiando muchas cosas, desde la geografía y el clima, hasta la actitud de las personas.
Muchas veces oí una frase que indica que mientras más alejado se vive de los trópicos (es decir más alejado de los climas tropicales), más fría es la conducta de las personas. Nada más alejado de la realidad! Conforme iba viajando hacia el sur, me encontraba con gente igual o más amable de la que encontraba en el pueblo anterior. Esto se llevó a concluir, para mi alegría, que dicho mito al menos para mí no se hizo efectivo.
Pero si hay algún factor geográfico que identifique al pueblo sureño, es la cercanía con la Cordillera de los Andes y su gran identificación con ella. Ya por ser un hermoso paisaje que puede ser visto desde la mayoría de las casas en invierno, o como símbolo histórico de la proeza emancipadora de Don José de San Martín.
Y otro elemento distintivo también es su mar, el cual no es solo un elemento geográfico o económico, sino representa también un lugar ideal donde la familia entera puede vacacionar. Un lugar de paz y tranquilidad para los paréntesis de la vida diaria.