martes, 19 de julio de 2011

Nunca viajas solo

Esa frase la oi muchas veces, pero nunca la entendí. Hasta que en medio de mi viaje se cruzó un ser vivo que nunca pensé que cambiaría mi forma de ver la vida. Me refiero a una perrita.
Sí, en medio del gran viaje, se me cruzó una perrita cachorra de raza mediana, completamente blanca, tan linda como asustadiza. Llegó de la nada y nunca supe si tenía dueño o no, pero desde el día me acompaña en mi gran viaje. Su nombre es justamente WIFI, ya que está pero nadie sabe de donde vino. Definitivamente nunca mas estuve sola en mi viaje, al voltear siempre veia una larga cola agitandose hacia mí.
Ese pequeño animal supo sacar cosas buenas de mí y hacerme conocer un poco más. En realidad logró que abra bien los ojos a algo que nunca me había dado cuenta: la gran cantidad de perros (y otros animalitos) abandonados en las calles. Y sobretodo, la gran cantidad de perros que nacen solo para sufrir y que mueren incluso luego de una agonía.
Ver en la ciudad esta realidad te golpea muy fuerte y a la vez te hace reaccionar.
A veces no nos damos cuenta por lo agitado del viaje que hay seres más indefensos que nosotros agazapados debajo de un árbol o en medio de la vereda. Muchos les temen por considerarlos peligrosos y hasta agresivos, pero es que estos animalitos ya perdieron la confianza en el ser humano.
Ojalá podamos mirar cada vez que tengas tiempo, pero mirar bien y darnos cuenta cuando un animalito está a nuestro lado. Y si podemos darnos una oportunidad y adoptar a las mascotas abandonadas de la calle, no se van a arrepentir.
Adoptar una mascota es de lejos mejor que comprar.
Si lo haces nunca más volverás a sentirte solo en tu viaje. Siempre habrá alguno que quiera viajar contigo. No te niegues esa oportunidad.