martes, 28 de abril de 2009

Retornando



"El Peregrino" Juan Carlos Martín Sanz 2008

Siempre he dicho que nuestro gran viaje, puede estar lleno de sorpresas y aventuras, ya que la vida misma es así... Pero que sucede si en algún momento, sentimos que nada nos sorprende o que ya no existe nada nuevo que ver???
Pueden pasar dos cosas:
O simplemente estamos tan absortos en nuestra mente que no nos fijamos en lo que nos rodea. En este caso, el problema es de percepción nuestra.
O que en verdad estamos en un lugar que no nos corresponde quedarnos. En otras palabras debemos movernos o sucumbimos. Y en esta caso son las señales las que no hablan.

No siempre nuestro viaje va a ser placentero, de hecho en muchos momentos luego de estar algún tiempo en un lugar, podemos llegar a aburrirnos (ojo: no del lugar mismo, sino de NOSOTROS estando en ese lugar). De todos modos siempre hay caminos y decisiones que tomar.

Podriamos elegir quedarnos si es lo que en verdad queremos, y buscar organizar actividades que nos hagan ver el lugar con otros ojos. Muchas veces recomiendo que cuando vivamos en una ciudad, hagamos el ejercicio de observarla con ojos de turista, y van a ver como pueden VER cosas que antes solo miraban. Otro ejercicio es simplemente hacer todo lo que haríamos si tuvieramos que dejar la ciudad muy rápido, (en este caso siempre hay cosas que nos falta ver o hacer cuando nos vamos, así que porque no hacerlas cuando en verdad tenemos tiempo).

Si podemos elegir dejar este lugar, una buena opción es regresar al lugar de origen, si las circunstancias lo permiten. Es decir, el ser humano en la búsqueda de su identidad sale siempre fuera del seno familiar (lo cual me parece muy bueno a cierta edad), y por tanto siempre vamos a estar algo alejado de ellos en nuestras vidas. Entonces, porque no regresar al lugar de origen, aunque solo sea para "recargar pilas" o mejor aun, reencontrarnos con nuestro pasado y con nosotros mismos. Retornar no significa retroceder. Regresar a nuestros orígenes es avanzar, ya que nunca vemos el lugar que dejamos con los mismos ojos, ya sea que el lugar ha cambiado (que puede pasar) o que somos nosotros los distintos (que esto pasa siempre).

Cuando hablo de regresar al lugar de origen, no sólo me refiero al lugar de nacimiento, también puede ser el lugar donde se creció, donde está la familia o donde se vivió realmente (y acá VIVIR tiene un significado mayúsculo). Con esto podemos tener muchos lugares a los cuales debemos regresar alguna vez en nuestra vida o muchas veces, eso ya es decisión de cada uno, y siempre será reconfortante ver que las cosas siempre cambian, y las personas también. Nunca esperemos encontrar lo mismo que dejamos antes, pero el sentimiento que estar en un lugar donde sentimos que PERTENECEMOS es invariable.

1 comentario:

Zamarat dijo...

Preciosa la foto que has puesto en la cabecera!!!
El regreso puede ser duro pues, como tú dices, no podemos esperar que a nuestra vuelta todo siga igual que antes. ¿Era ítaca la misma?